Entre los métodos, alternativos, se encuentran las esencias florales o “Flores de Bach”. desde los años 1930. Dentro de este nuevo enfoque se comienza a valorar el entorno social y el equilibrio emocional de las personas como factores que intervienen en la consecución de un estado saludable individual. esto, tiene un valor preventivo, complementario y de ahorro de estos métodos naturales, en un marco de explosión demográfica y del alto coste sanitario mundial.
Las esencias florales están clasificadas, como método natural de salud, inocuo y preventivo, dentro del apartado de terapias individualizadas.
La utilización de las flores con fines terapéuticos se remonta a tiempos muy remotos. Así es recogido por diferentes tradiciones como la Celta, la Taoísta, la Incaica o las del valle del Indo, entre otras. Posteriormente Paracelso nos habla de la utilización de las flores con fines curativos y ya en los albores del siglo XX, Steiner, padre de la medicina antroposófica, hace referencia a una energía sutil y terapéuticamente poderosa por descubrir en las flores.
La persona que “descubre” y da la forma terapéutica moderna a las Esencias Florales, es el Dr. Edward Bach (1886-1936), médico, inmunólogo y homeópata galés. Consigue elaborar 38 Esencias Florales (conocidas como Las Flores de Bach) y estructurar un método de trabajo con las flores, utilizable incluso por el no iniciado en los usos terapéuticos. Esta extraordinaria contribución de E. Bach ha posibilitado un “redescubrimiento” de la riqueza energética y curativa del reino vegetal. Trabajos de campo e investigación con las flores permiten en la actualidad acortar tiempos en las crisis curativas (enfermedades), posibilitando la resolución de conflictos en un tiempo más breve.
Su actuación más evidente o evaluable es de incidencia emocional y por lo tanto, son de utilidad contrastada en los procesos de estado de ánimo asociados a todo tipo de desequilibrios de los seres vivos.
Las esencias florales potencian las virtudes opuestas a estados emocionales disarmónicos, que causan sufrimiento (stress, miedo, incertidumbre), permitiendo equilibrar y mantener una apreciación más armónica en un medio de vida cambiante como el actual. Actúan en las causas profundas y sutiles de los conflictos humanos.
Desde el punto de vista de la terapia floral lo importante a observar, en un proceso de enfermedad, no radica en los síntomas que la persona experimenta físicamente. La importancia está en la valoración de la globalidad emocional de la persona y la relación que mantiene consigo misma y con su entorno; siendo prioritario considerar que no existen enfermedades sino enfermos. Para lo cual, será fundamental tener en cuenta la apreciación subjetiva del individuo respecto a su existencia y sentimientos, esto es, valorar lo más posible la “vivencia interior” del sujeto.
Un aspecto importante de las esencias florales, del que se ha hablado muy poco, es respecto a la forma de acción. Los seres vivos tienen una estructura energética similar a un campo electromagnético de baja intensidad; dicho campo tiene un sistema de frecuencias complejo que, entre otras cosas, repercute en el correcto funcionamiento bioquímico así como el equilibrio biológico y psíquico. Según la interacción, más o menos conflictiva con el entorno, estas frecuencias pueden ser alteradas y afectar, dependiendo del sector del campo electromagnético, al equilibrio mental, emocional o físico. Dado que dicho campo es un conjunto de sectores intercomunicados, toda alteración de sectores de “alta frecuencia” (psiquismo, emoción) no restaurada puede extenderse a sectores de “frecuencia media o baja” (funcional, físico) y viceversa; dicho de otro modo, la conflictividad en la interacción con el entorno puede desencadenar alteraciones psicoemocionales que de no resolverse, pueden tener consecuencias somáticas; igualmente, la incapacidad de asumir las alteraciones físicas puede extender el desequilibrio a nivel psicoemocional.
La mayoría de las enfermedades de los seres vivos, exceptuando las accidentales, las congénitas y las producidas por intoxicación, tienen un componente o influencia psicoemocional importante, especialmente en los seres humanos debido a un psiquismo más complejo y a su frecuente dificultad de adaptación al entorno, a causa del miedo y la incertidumbre.
Un ejemplo de esta interrelación podría ser: una alteración emocional media-aguda (susto, enfado) puede alterar, brevemente, frecuencias asociadas al sistema inmune y aumentar la fragilidad frente a gérmenes para manifestarse, horas después (de 48 a 72), en un resfriado.
Las esencias florales superponen “frecuencias armónicas” concretas a las alteraciones de frecuencia de sectores específicos del campo electromagnético, estimulando con ello la capacidad restauradora del propio sistema energético. Las esencias florales tienen la capacidad vibracional de ayudar a restaurar especialmente los sectores de “alta frecuencia” (emocional) lo que trae como consecuencia la armonización de la personalidad con el medio y el nivel esencial o mundo interno.
Cuando la persona armoniza su mundo interno, en la mayoría de los casos, los síntomas concretos remiten, se alivian o desaparecen.
Las esencias pueden usarse sin riesgo ya que no tienen acción física o principio activo bioquímico y por lo tanto, no son posibles sobredosis, efectos secundarios, interacciones o dependencias. Son remedios vibracionales con capacidad de influir sobre las frecuencias del campo energético de los seres vivos. Pueden ser usadas en cualquier edad. Se pueden aplicar a cualquier ser vivo (plantas, animales). Y en caso de error en la elección de la flor, carecen de efectos indeseables.
Pueden ser asociadas a otros tratamientos o terapias, ya que siempre contribuyen al proceso de curación y en los casos crónicos o incurables aportan sosiego, paz interior y calidad de vida.
No deben ser consideradas como sustitutivas de tratamientos médicos convencionales, aunque como se ha dicho, pueden ser asociadas a ellos.
La energía sutil de las flores es de una inestimable ayuda para la armonización interior así como la mejora de la calidad de vida y más en un momento tan especial para la humanidad, donde están emergiendo nuevos paradigmas y modelos de vida. Las flores y su terapia son un puente de reencuentro entre el hombre y la naturaleza.
Esencias Florales del Mediterráneo®